miércoles, 1 de agosto de 2007

Abierto por Vacaciones

Empieza agosto, y con él terminará oficiosamente el año -que en realidad empieza en septiembre, pese a ese espejismo que nos montan en enero-. Sin embargo agosto ya no es lo que era: las nuevas y sutiles formas de explotación que pasito a pasito nos van homologando con China, nuevo estándar del capitalismo, van fraccionando nuestras vacaciones y convirtiéndolas en algo diferente de lo que fueron para nuestros padres, incluso para nosotros en nuestra niñez. Ya no cierran las empresas por vacaciones, ni los trabajadores disfrutan de un mes en su integridad... a lo mejor no nos dimos cuenta hace veinte años que con Chanquete se moría el espíritu mismo del verano; de hecho si lo observáis el verano ya no es azul, sino que a los 45 grados cotidianos les acompaña un cielo grisáceo que se encargan de pigmentar los vientos africanos, grandes igualadores del Mediterráneo Sur y Norte.

Pero volvemos a la idea de partida; ahora todo el mundo tiene un calendario vacacional de lo más personal e intransferible: fulanito se va del 6 al 20 y se deja el resto para la temporada de esquí, menganito del 27 de julio al 10 de agosto, Jerifaltillo del 1 al 27 y Pringadín sólo del 1 al 6 y el resto se lo pagan.


Los grandes perjudicados de esta nueva sociología son aquellos elementos que antaño fueron verdaderas instituciones veraniegas: la palabra Rodríguez, denominación de toda una fauna autóctona de los agostos metropolitanos, sólo es utilizada hoy por la recua de Losantos para intentar minusvalorar al Presidente del Gobierno. Como consecuencia, los puticlubs de ciudad tienen dificultades para amortizar su inversión en climatizadores. Y también los arrendadores de pisos y bungalows playeros ven su negocio mermar y tienen que fraccionar su oferta alquilando por quincenas, semanas e incluso por días. Encima a los murcianos Polaris World nos está convenciendo de que a treinta kilómetros de la costa "también es playa", con lo cual ¿para qué alquilar? Si yo vivo a 50, ¿no vivo también en la playa, aunque sea en segunda línea? Ahora coges el coche un domingo a las 11, te plantas en Calblanque, te bañas, comes por ahí y a las cuatro de la tarde estás en tu casa durmiendo la siesta en tu propia cama bajo el aire acondicionado. Esto es calidad de vida y no lo de mi padre, que se creía que a más de 100 metros de la orilla "ya no era la playa".


Hay otros negocios en alza, claro, y es que las nuevas vacaciones son ideales para viajes y escapadas. Así, por arte de la maquinaria de la oferta y la demanda, es más barato pasar una semana en Cancún que en Torrevieja. Ir al Disneyland de Orlando que al de París. Visitar las cataratas del Iguazú que los Chorros de Río Mundo. Un interesante proceso del que ya hablaremos otro día y que nos ha convertido en una generación hipermétrope: nos vamos de "finde" a Londres pero no conocemos Úbeda o Baeza. "Queríamos ir a conocer Galicia pero hemos hecho cuentas y nos sale muy caro, así que nos vamos a Egipto", nos reconocían hace poco unos amigos.


Pues eso. Si sois de los que hoy os toca vivir una situación como la de la foto, felices vacaciones.

1 comentario:

javim dijo...

Lo bueno de la moda ésta de que las vacaciones del personal se fraccionen en milisegundos es que, efectivamente, las empresas no cierran por vacaciones de manera física, pero en la práctica sí que se quedan totalmente inoperativas. Cuando está Menganito, que es el que resuelve la parte A del asunto, no está Futanito, que tiene que resolver la parte B. Y como no coinciden trabajando hasta mediados de septiembre pues a joderse tocan.