YO NO ME LLAMO JAVIER
Muchas veces he comentado que, cuando alguien se ha confundido o medioolvidado mi nombre, en un altísimo porcentaje de ocasiones se dirige a mí como Javier. Recuerdo hace muchos años, lo menos veinte, una amiga de mis hermanas -tras confundirse varias veces- me dijo: "tú tienes cara de llamarte Javi".
El año pasado le comentaba esto por encima a un compañero y me dijo -sin el menor tono de broma, y con una naturalidad que me sorprendió-: "es que tú tienes cara de llamarte Javier".
Pues bien: el domingo, en la barbacoa en casa de mi hermana salieron a relucir varias curiosidades en torno a nuestros nombres -los de mis hermanas y hermanos-, como por ejemplo que mi hermana Rita se llama en realidad Rita María Vicenta del Carmelo. ¡Ahí es nada! Yo comenté que era una pena descubrirlo a estas alturas... porque si yo llego a saber que mi hermana mayor se llama, aunque sea de segundas, Vicenta, no le hubiese dicho Rita en mi vida.
Para seguir animando la sobremesa yo conté mi reiterada anécdota de las confusiones con Javier, y en medio de la exposición me interrumpió mi hermana Irene: "Es que tú tenías que llamarte Javier. Cuando naciste, el papá nos juntó a todos para que propusiéramos nombres; nadie dijo Víctor. Algunos propusieron Ernesto, por el Ché Guevara. Ganó la votación por amplia mayoría el nombre de JAVIER". Luego mi padre no hizo ni puto caso -sus referenda siempre eran puramente consultivos- y a última hora me puso Víctor.
La anécdota por deberse a la más pura casualidad no deja de ser curiosa, ¿eh? Da que pensar; tal vez en Tierra-2 Javim soy yo.
A García Márquez le hubiese dado para un cuento desarrollado en Macondo. A mí para este post.
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