Juventud sin mácula
De nuevo el megahit musical del verano proviene de la publicidad. Si hace unos años la ONCE nos hizo cantar como gilipollas aquello de “quetengoquetengoquetengodetó”, me veo venir un mes de agosto con todo quisqui cantando la chorrada esta de “Amo a Laura, pero esperaré hasta el matrimonio”. Y es que la MTV ha ido un paso más allá en la línea de campaña cómplice con el target juvenil que caracteriza hoy por hoy a las marcas que se dirigen a este público creando una web, una asociación ficticia (Nuevo Renacer) y todo un movimiento de estética cursi-opusiana contrario a la MTV. Como medio de transmisión ha utilizado lo que en publicidad se llama ahora marketing viral, es decir: la creación de una pieza, generalmente audiovisual, atractiva y gamberra que la gente comienza a reenviarse como la pólvora vía e-mail... y sin coste para el anunciante.
Mi pregunta es: ¿cuando Buenafuente empezó hace una semana a dar caña con la cancioncita fue espontáneamente o formaba parte de la contratación de medios de la campaña? Yo apuesto por lo último.
Un último apunte: me llama la atención mi compañero Curro, que también es mi asesor en todo lo que a pop y cultura subterránea se refiere, sobre el parecido evidente entre la estética e incluso la música del grupo Happiness, supuestos cantantes de Amo a Laura, y La Casa Azul de Guille Milkyway.