Justice League Unlimited
Vuelvo a campar por los fueros del frikismo -si la semana pasada le tocó a los hermanos Fleischer, hoy es el turno de sus alumnos más aventajados-. Sé que a estas alturas Javim debe estar hasta los cojones de mi pesadez, pero no puedo evitarlo: estoy absolutamente enamorado de esta serie. Lo que empezó con un preludio del rigor y la calidad de la serie animada de Batman, y continuó expandiéndose con habilidad pasmosa en la de Superman –hasta el punto de que la semana pasada no pude evitar comprarme este DVD-, se ha convertido en una serie de madurez donde un gran equipo de guionistas, diseñadores, ilustradores y animadores nos ha brindado una de las mejores historias de superhéroes de todos los tiempos, aparte de la que probablemente sea la visión-homenaje más coherente e interesante basada en el Universo DC.
El Universo DC al completo, desde luego... porque Justice League Unlimited es una aventura colectiva –hasta la configuración de la JLA como grupo convencional se les queda pequeña a Timm y compañía- en la que lo mismo salva el día Atom que Booster Gold, hoy revivimos escenas de Kingdom Come y mañana utilizamos un complejo juego de homenajes reconvirtiendo a Question en Rorschach, cuando los más irredentos sabemos que Rorschach ya es un trasunto del Question original. Todo ello narrado en un incontenible río que nos lleva a una desembocadura épica, como no podía ser de otra manera, y con matices muy bien traídos sobre el fascismo de los superhéroes y el eterno “¿quién vigila a los vigilantes?”.
Nada más alejado de lo que cualquier programador convencional esperaría para “La Hora Warner”... No me importa reconocerlo: siento una insana y cancerígena envidia por Bruce Timm, Paul Dini y toda esta gentuza.
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