Oportunidad perdida
Ahora que ha llegado a su fin, es de rigor reconocer que el coleccionable semanal de Batman editado por Planeta ha sido una birria. Tras comenzar con una de las grandes historias del personaje, Batman Año Uno, realizada hace casi veinte años por unos Miller y Mazzuchelli en estado de gracia, y unos entretenidos episodios del Batman más superheroico servidos por Alan Davis, no hay prácticamente en ningún número historietas que merezcan una puntuación superior a un 4 sobre 10, ni siquiera los desbarres de finales de los 80 de un Jim Starlin que intentaba imitar el tono de Miller... pero que no se había enterado de nada. La selección del contenido de este coleccionable iba encaminada a revisar la “continuidad” del personaje en la década de los noventa, y creo que ese ha sido el mayor error ya que dicha continuidad era nefasta, en gran medida por la desorientación que causó en DC el fenómeno Image. A partir de ahí todo fueron personajes planos, oscuridad mal entendida, violencia sin sentido y golpes de efecto (hoy una fractura de columna, mañana una armadura y de repente un terremoto). No puedo entender la hipertrofiada atención a la saga Knightfall y el caso omiso a la brillante etapa de Alan Grant y Norm Breyfogle, que se diría nunca existió. Y también es curioso que el coleccionable termine justo cuando la cordura regresa y nuevos autores, como Greg Rucka, cogen literalmente los restos de Gotham para crear algo nuevo que no es otra cosa que lo viejo, pero bien tratado.
Precisamente lo más interesante de Batman, y me atrevería a decir que de todo el Universo DC, son aquellas historias que o bien no pertenecen a la continuidad o flirtean con ésta de forma difusa: había una veta de material excelente en la serie Legends of the Dark Knight (con autores como Morrison, Matt Wagner, Paul Craig Russell, José Luis García López,...) y en el millar de proyectos especiales del murciélago que vieron la luz en los años 90. Un coleccionable que bebiese de tan rico manantial quizá no habría reconstruido la continuidad stricto sensu, pero sí la imagen de un personaje de forma más coherente a como es tratado en la actualidad por nuevos autores o a la interpretación del mismo dada en Batman Begins o Año Uno.
Ahora se habla de la posibilidad de un nuevo coleccionable que abarque desde Tierra de Nadie, inmediatamente después de Cataclismo, hasta la actualidad. Se trataría de unas historias de calidad superior, pero me temo que los que aún no nos podemos creer los cuatro tomos centrales protagonizados por el Batman-Azrael no piquemos de nuevo fácilmente.
Por último, me parece importante resaltar el punto positivo de la presentación de la obra a suscriptores, a través de tomos encuadernados en tapa dura.
Precisamente lo más interesante de Batman, y me atrevería a decir que de todo el Universo DC, son aquellas historias que o bien no pertenecen a la continuidad o flirtean con ésta de forma difusa: había una veta de material excelente en la serie Legends of the Dark Knight (con autores como Morrison, Matt Wagner, Paul Craig Russell, José Luis García López,...) y en el millar de proyectos especiales del murciélago que vieron la luz en los años 90. Un coleccionable que bebiese de tan rico manantial quizá no habría reconstruido la continuidad stricto sensu, pero sí la imagen de un personaje de forma más coherente a como es tratado en la actualidad por nuevos autores o a la interpretación del mismo dada en Batman Begins o Año Uno.
Ahora se habla de la posibilidad de un nuevo coleccionable que abarque desde Tierra de Nadie, inmediatamente después de Cataclismo, hasta la actualidad. Se trataría de unas historias de calidad superior, pero me temo que los que aún no nos podemos creer los cuatro tomos centrales protagonizados por el Batman-Azrael no piquemos de nuevo fácilmente.
Por último, me parece importante resaltar el punto positivo de la presentación de la obra a suscriptores, a través de tomos encuadernados en tapa dura.
5 comentarios:
Ya podías haber escrito esto hace unos cuantos meses, cabronaso...
Yo conforme los recojo de Correos los meto en la estantería. Creo que no le he quitado el plástico al 80%. Y el otro 20% están abiertos porque en el camino de vuelta se ha dormido Sara y paro en el parque. Y lo único que tengo a mano es el tomo de Batman y la publicidad del Intermarché. A los tres minutos estoy leyendo los precios del Camembert. Mucho más divertido, ande va a parar.
Sabía que este espinoso tema no tardaría en aparecer...
En mi defensa alegaré que en un primer momento creí que la línea del coleccionable iba a ir en el sentido que defiendo en mi post. Después, esperé que al menos se nutriera de bastante material de Breyfogle (no ha sido así)... y por último, ni en mi peor pesadilla imaginé que la puta historia del Batman sustituto se cepillara 5 tomos, y que para el resto escogieran lo peorcico.
No, si en realidad con el post me has dado una alegría. No tenía ni puta idea de que se acababa ya el coleccionable...
Lo mejor del coleccionable ha sido, aparte del primer tomo, el regalo de Superman: Identidad Secreta de Busiek e Immonen. Pero sin lugar a dudas. Al final, lo del terremoto parece que va a dar lugar a historias interesantes... pero el coleccionable termina.
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