miércoles, 18 de julio de 2007

Una historia de España

Tal día como hoy pero en 1936, un grupo terrorista nacionalista –como ETA, pero mejor vestidos- tomó el poder en nuestro país. Como consecuencia Francisco, el jefe de la Banda, usurpó la jefatura del Estado hasta el fin de sus días, casi 40 años después. El resultado más evidente fue el desmantelamiento y la destrucción de España tal y como la conocíamos, o como la hubiésemos podido conocer. Un estado que, una vez superadas las tensiones producidas por las ideologías extremas de principios de siglo, se habría configurado como complejo y abierto, con diferentes sensibilidades nacionales, laico, democrático y con una de las legislaciones más modernas de Europa, se convirtió en su propia caricatura: un país en el que cualquier demócrata era enemigo de la patria, en el que la diferencia quedaba proscrita y en el que la religión, en su versión más folclórica y farisea, regresaba a primer plano –pese a la blasfemia permanente del líder terrorista, autoproclamado jefe del estado por la “gracia de Dios”-. En definitiva, un delirio de mundo al revés en el que los criminales de lesa traición se llamaban a sí mismos patriotas y los leales al gobierno y a España eran tratados como delincuentes. Los errores y crímenes del otro bando se convirtieron en abyecto pecado y vileza en grado sumo. Los errores y crímenes propios, en actos de heroísmo.

En el fondo todas las doctrinas nacionalistas albergan en su inconsciente profundo un principio parecido: “ama a la patria, y a los que viven en ella que les den; si se ponen tontos, fusílalos”. Y también como todos los grupos terroristas –ojo: se puede y se debe ser nacionalista sin ser terrorista, por supuesto-, la banda de Francisco tenía un brazo político y una cobertura ideológica que funcionaba a base de convertir lo blanco en negro. Así pues durante cuatro décadas se mantuvo a los contrarios pidiendo disculpas por creer en otra España, tal vez federal, por creer en la separación entre Estado e Iglesia, por creer en la igualdad de hombres y mujeres, por creer que puede haber un entendimiento entre los pueblos de España sin necesidad de convertir Barcelona en una sucursal de Madrid y por creer que aquí cada cual puede hablar en la lengua de sus padres y no pasa nada, que España no se rompe porque no es tan frágil como piensan los que la tienen todo el día en la boca.

Tras la muerte del capo la banda se desarticuló y, más por vergüenza de su imagen bananera que por arrepentimiento sincero, los terroristas –que se habían beneficiado de una amnistía total y sin reservas- y sus adláteres políticos se dedicaron unos años a mirar al cielo de lado y silbar. Pero ahí no se acabó su historia. Los más listos se disfrazaron y descubrieron que la política era una buena profesión en la que forrarse. Otros simplemente se fueron a sus casas a esperar el día en que, de una forma u otra, impondrían su morboso orden a esa otra mitad de España que tanto odiaban.

Al fin y al cabo sus excolegas, los camaleones forrados, como buenos quintacolumnistas de la democracia ya les echarían una mano.

9 comentarios:

Manuel Martínez dijo...

Los españoles, en su momento, tendrían que haber aprendido de la revolución francesa de 1789. De haber atajado el mal de raíz (literalmente cortar cabezas), los golpistas no hubieran tenido el campo abonado, ni hubieran existido las condiciones que les llevaron a la "victoria". Al fin y al cabo eran una panda de analfabetos. Demasiado poder en tan pocas manos, iglesia, ejército y capital.

Aprendamos de una vez la lección.

Manuel Martínez dijo...

Se me olvidaba...

¡VIVA LA REPÚBLICA!

javim dijo...

Que viva, pero que no viva tan lejos.

Creo, manolom, que hablar de cortar cabezas es justamente hacerle el juego a los del alzamiento nacional.

Y con posts como éste cualquiera escribe otro sobre las figuritas de Shin Chan de los Phoskitos...

Manuel Martínez dijo...

Testás cebando a foskitos, picha, que cada día te veo más magro. Anda, postea lo de las figuritas que así nos relajamos un poco.

Anónimo dijo...

¿Que alzamiento ni qué mierda? Pronunciamiento militar y gracias.

PD. Buena entrada.

Anónimo dijo...

Hola, soy Javim y estoy enganchao a los fosquitos por culpa de la mala vida y las figuritas de regalo...
¡¡Javim, te queremooooos!!!
Te entiendo perfectamente, tío, que a mí me pasó con las figuras de la Liga de la Justicia, ja, ja, y hasta que no tuve todas, no paré (que jodío el batman, cada vez que me acuerdoooo...)

Anónimo dijo...

ah, coño, y ¡¡viva la república!!

javim dijo...

Voy tan saturao de foskitos que me estoy alicatando un baño con los que ya no puedo engullir.
Y, efectivamente, estoy tan magro como Carmencita Polo, que también seguía una estricta dieta a base de foskitos.

Manuel Martínez dijo...

Lo que yo digo, estas magro de tanto ir a cagal foskitos al water. Ni dieta de la alcachofa ni ostias. Por cierto que la figurita más graciosa de sinosuke es cuando enseña la picha. ¿Está esa?